La vista desde este lugar llegando casi a la fundación Vital es tal cual la veis, increíble. Subimos despacio sin prisa, disfrutando del camino: de las paradas, de los rincones, de los árboles, de las plantas, de los animales, de la charla, de las risas, de las historias, de los recuerdos, de los compañero/as. Al final de la ruta de la Focea o ruta de Eliseo Nicolás Lise, nos encontramos a estos tres duendes geniales que véis en la foto de arriba grabando un documental, que veremos pronto. Este fin de semana pasará para muchos de nosotro/as a la categoría de "inolvidable", y es que todo el camino tiene mucho de especial, una energía calmada, serena, se nota la huella y el cuidado de todos los que lo fueron construyendo y manteniendo para su uso y para compartir. Todo fue fluyendo, después de la cena, una pequeña ruta a oscuras hasta el monte ancestral de Xunceo donde se reunían los antiguos y así lo rememoramos, lugar con unas vistas nocturnas impresionantes y una luna roja encendida que marcaba el cielo. Esa noche vimos miles de estrellas, astros y otros elementos nocturnos, guiados por el rayo-puntero laser de Luis. Tuvimos la suerte de disfrutar de un tiempo como pocas veces han tenido por allí en esas fechas y que en palabras de Gerardo, tenía que ser obra de Eliseo.
La mañana del domingo amanecimos rodeados de un mar de niebla y estuvo llena de actividades que veréis en las fotos, mil gracias a los cocineros Toni, Abel y Carlos y ayudantes que nos prepararon una comida ¡¡rica, rica !!
Gracias a Martiño, Elisa, Manuel, Gloria, Flor, María, Marta, Álvaro, Marina, Candela, Sara, Rosa, Jesús, Casimira, Favian, Maria Oliva, Noelia, Julian, Jorge, Martín, Marco, Cristina, Gonzalo, Adrián, Jimena, Guadalupe, Irene, Cecilia, Noel, Pablo, Yoana, Marta, Guillermo, Abel, Leni, Carlos, Luis, Paco, Toni, Mary Canto y Gerardo. Hasta el año que viene.
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